lunes, 6 de diciembre de 2010

Mi Mejor Amiga

Las hojas caían, y yo detrás de ese frio vidrio observaba el tiempo pasar y pisar mi cuerpo como si fuera un insecto. Cada día era eterno, los segundos eran minutos y las horas días, mi única compañera de celda, la soledad, no hacía más que recordarme mi pasado.
Una persona maldita por dentro, endemoniada por la dulce simpatía de la muerte, no era más que un cerdo mirando a mi carnicero desgarrar mi carne. Las lágrimas que solían reconfortarme ahora me queman las mejillas y me derriten los ojos mientras pienso que pudo haber sido de mí sin esta maldición.

Quizás podría haber sido un exitoso empresario, o un psicólogo analizando en vez de ser analizado, pero todo eso quedo atrás cuando mi mente se escureció con la neblina de la maldad, nublada mi vista solo podía ver que mis manos eran armas para desquitar mi furia, no muchos se salvaron pero muchos sufrieron, esa sensación de tener sus vidas en mis manos me hacia colapsar en un orgásmico placer.

Como un loco me trataron al encontrarme con las manos sumergidas en las entrañas de una mujer, quitando sus intestinos con la agilidad de un cirujano y la maldad de Jack el destripador, al sentir esos gritos tan desesperados pensaba en detenerme, pero algo dentro de mi me hacia seguir y enterrar mis garras cada vez más en su carne ya corroída por sus propios fluidos. Mi cara cubierta por una máscara de sangre era limpiada por las saladas lágrimas de la culpa, como si mi inocencia existiera detrás de todos esos cadáveres que bloqueaban mis pensamientos, tenía una pared tejida de venas y arterias que no me dejaba ver mas allá de la muerte.

Ella, la maldita de la túnica negra y de la fantástica Oz me había seducido, estaba enamorado, tenía que complacerla cada vez que me parecía verla en la oscuridad. A veces cerraba los ojos y me sentaba en un rincón esperando que desapareciera pero la atracción era tan fuerte que la sentía tocar mis manos.
Ahora encerrado aquí con mis manos ya arrugadas y mi cara cuarteada, ella sigue acosándome gritando que utilice mis armas, solo que esta vez pienso utilizarlas contra ella, la muerte.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

contador de visitas
relojes para blogsrelojes web